¿Cuál es el estado de la animación digital en Costa Rica? (Pt. 1)
Jason Leandro y Sparkle Studio comparten sus experiencias y perspectivas sobre el presente y el futuro de la animación en Costa Rica en este reportaje especial
La animación, otrora juego de luces y sombras proyectadas en una pared, ha evolucionado hasta convertirse en un fenómeno cultural global que define nuestra era. Hoy, la animación digital, con su capacidad de crear mundos fantásticos y narrativas cautivadoras, ha penetrado en la conciencia colectiva como nunca antes. Costa Rica, un país que su audiencia ha demostrado afición por las apuestas de películas animadas a lo largo de la cartelera del siglo XXI, ha emprendido un emocionante viaje en este universo, pero ya no solo como espectadores, sino como creadores.
Aunque en un inicio el país enfrentó el desafío de colarse en un mercado global dominado por grandes potencias de la animación, el talento tico ha demostrado una capacidad asombrosa para aprender y crecer.
El tico Jason Leandro trabajó en el filme ‘Scrooge’. Foto: Cortesía
Detrás de cada personaje animado hay una historia, una pasión y un equipo de creativos que trabajan arduamente para dar vida a mundos imaginarios desde la creatividad tica.
En este reportaje, vamos a sumergirnos en la animación digital que lleva aliento a Costa Rica. Hablaremos con los animadores y los productores que están impulsando esta industria.
Para empezar, está el caso de Carlos M. Blanco, director y productor del Studio Sparkle, quien describe el desarrollo de la animación en el país como un proceso de consolidación gradual. “En los últimos quince años, la animación se ha convertido en una carrera formal y accesible. El internet ha permitido que los artistas se especialicen en áreas específicas como rigging, grooming o composición digital, alcanzando un nivel competitivo a nivel internacional.”
Sin embargo, señala un reto importante: “Aunque la animación ha crecido en cuanto a artistas, la industria local no ha generado las condiciones para que esos talentos puedan desarrollarse sin emigrar. Nos falta generar oportunidades laborales reales en Centroamérica.”
El acceso remoto y las plataformas digitales han facilitado que los animadores costarricenses trabajen en proyectos internacionales sin abandonar el país. Blanco enfatiza el papel de plataformas como LinkedIn, donde los artistas pueden conectarse con reclutadores globales. “El trabajo remoto ha sido una ventana para muchos animadores locales, pero aún falta fomentar proyectos propios que enriquezcan la narrativa costarricense.”
Para Rod Saturnine, escritor y guionista en Sparkle, la creciente aceptación de la animación no es casual. “Las generaciones Millennial y Gen Z crecieron con animación y han cambiado el paradigma, exigiendo historias animadas que no se limiten al público infantil. La animación es ahora un medio autónomo que adapta narrativas con ventajas únicas, capaz de crear mundos emocionantes y profundamente significativos.”
El equipo de Sparkle Studio. Foto: Cortesía
Este cambio generacional, impulsado por plataformas de streaming, ha colocado a la animación en el centro del entretenimiento global. “El público valora la animación como una forma de arte capaz de explorar temas complejos, desde conflictos humanos hasta mundos fantásticos, logrando un vínculo emocional poderoso,” añade Rod.
Por supuesto la tecnología, especialmente la inteligencia artificial, es un punto de inflexión para la industria. Blanco reconoce que la IA ha sido parte del progreso técnico en animación desde hace décadas, pero advierte sobre el peligro de depender demasiado de estas herramientas. “Me preocupa que los artistas pierdan sus capacidades humanas y su sensibilidad al apoyarse al 100% en la IA. La animación debe seguir siendo arte, no solo un proceso de contenido.”
Por otro lado, celebra las oportunidades que estas herramientas brindan: “Las nuevas tecnologías simplifican procesos tediosos, permitiendo que los artistas se concentren más en la creatividad y menos en los aspectos técnicos.”
Ambos creativos coinciden en que Costa Rica tiene un talento excepcional, pero necesita apostar más por la creación de contenidos propios. “Debemos ser más ambiciosos y enfocarnos en proyectos narrativos, no solo en publicidad,” menciona Blanco. Para Saturnine, la clave está en entender el potencial de la animación como un medio universal: “Podemos contar cualquier historia y crear mundos que conecten emocionalmente con el público. Eso nos hace únicos.”
Otro testimonio de peso
Jason Leandro es otro nombre que se ha consolidado como una figura clave en la industria, trabajando en proyectos que van desde cinemáticas para videojuegos como Destiny 2 hasta largometrajes como PAW Patrol 2 The Mighty Movie y series como Barbie. Su trayectoria no solo destaca por la calidad de su trabajo, sino también por su perspectiva sobre los desafíos y oportunidades de la animación en Costa Rica.
Jason Leandro es un entusiasta de la animación. Foto: Cortesía
Jason reconoce un avance significativo en los últimos 12 años, especialmente en la calidad de los proyectos y el aumento de estudios que aportan soluciones audiovisuales tanto para mercados locales como internacionales. Sin embargo, subraya que el mayor reto sigue siendo el equilibrio entre la calidad artística y el desarrollo técnico. "La calidad artística puede ser muy alta, pero no debemos dejar de lado la parte técnica. Ambas van de la mano y son esenciales para consolidar nuestra industria", señala.
Para Jason, el auge de los servicios de streaming como Netflix, Disney+ y Amazon Prime ha sido clave en el crecimiento global de la animación. Estas plataformas han democratizado el acceso al contenido y han aumentado la demanda de entretenimiento visual. En el caso de Costa Rica, este fenómeno ha abierto puertas a nuevos talentos y proyectos, aunque todavía queda camino por recorrer para explotar completamente el potencial de la región.
Otra producción en la que Leandro colaboró fue la de PAW PATROL. Foto: Cortesía.
Leandro atribuye el amor creciente por la animación a la evolución cultural generacional y al impacto de la pandemia. "Los videojuegos, las películas y las series se volvieron parte de nuestra vida diaria durante la pandemia. Además, los videojuegos son una evolución del séptimo arte, permitiendo a los jugadores no solo observar, sino formar parte de la historia", explica. Esta conexión emocional y la capacidad de contar historias inmersivas son, para él, el corazón de la animación.
Jason es optimista sobre el papel de la tecnología, destacando cómo herramientas avanzadas han transformado la animación y el audiovisual. Sin embargo, expresa preocupaciones sobre la ética en el uso de inteligencia artificial, particularmente cuando se utilizan obras de artistas sin autorización para entrenar modelos automatizados. "Me gustaría ver que la inteligencia artificial sea una herramienta para mejorar, no un medio para simplemente automatizar la creación", afirma.
Para posicionar a Costa Rica como un referente en la animación digital, Jason destaca la importancia de enfocarse en la calidad de las producciones y en fortalecer el desarrollo técnico. Según él, un buen pipeline de producción puede marcar la diferencia desde el día uno, ayudando a reducir costos y optimizar procesos. "Costa Rica debe optar por ser un referente en calidad. Con el proyecto correcto, podríamos captar la atención internacional y generar oportunidades para nuestra industria", concluye.
En los próximos días publicaremos la segunda parte de este especial.