We Were Liars: Cuando la Pantalla Rescata lo que el Papel Olvidó (¡Y Menos Mal!)
La adaptación de Prime Video que demuestra cómo una buena historia puede brillar, incluso si su origen literario no lo hace.
Por: Erick F. Rojas
Hay historias que, por algún designio cósmico o simplemente por caprichos del destino, no están hechas para el silencio del papel, sino para el estruendo visual de la pantalla. Y We Were Liars, la novela de E. Lockhart que en su momento fue la niña mimada de Booktube gracias a un plot twist que prometía volar cabezas, es el ejemplo perfecto de cómo una adaptación puede superar (¡por mil!) a su material de origen. Pero antes de comenzar sobre por qué la versión de Amazon Prime es mejor que el libro, vamos a ponernos al día con la premisa.
Imaginen una isla privada, el refugio de los hiperprivilegiados Sinclair, donde cada verano se reúnen como si el mundo exterior no existiera. En uno de esos veranos idílicos, justo cuando nuestra protagonista, Cadence, cumplía los dieciséis, algo terrible sucedió. Un accidente borró gran parte de su memoria, y ahora, al regresar a la isla, debe enfrentarse a los fantasmas del pasado para desenterrar lo que realmente ocurrió. Una premisa de amnesia, lo sé, nada del otro mundo. Un inicio "por el final" que busca el anzuelo, la promesa de un misterio por resolver.
Confieso que, en un principio, pensamos en desvelar el famoso plot twist con un "¡Cuidado, spoilers!", pero la verdad es que la serie nos sorprendió tanto y tan gratamente que preferimos dejarles la espinita. Véanla, disfrúndanla. Y, por favor, por nada del mundo, cometan la imprudencia de leer el libro. Créanme, es un favor que se harán a ustedes.
El Libro: Un Viaje al Calvario Lector (Y la Cuestión de la Edad)
Hablemos del libro primero, para que lo bueno, lo que de verdad vale la pena, quede para el final y nos deje un buen sabor de boca. Lo releí hace poco, años después de aquel boom de los booktubers que, allá por 2014, no paraban de hablar de We Were Liars y de su famoso plot twist, elevándolo a la categoría de "mejor lectura del año". No pude resistirme; apenas lo encontré en la librería, y con la fortuna de poder leer en inglés (lo que, se supone, te conecta más con la esencia del autor), me lancé.
En su momento, recuerdo haberlo disfrutado. Fue una lectura rápida, casi una carrera. Pero no sé si es que mi "época" ya pasó o si mi paciencia lectora mutó, porque esta segunda lectura fue un auténtico calvario. Semanas arrastrándome por sus páginas, esperando que la historia avanzara, al borde de tirar la toalla y ni siquiera ver la serie. Me apagó los ánimos, así de simple.
El problema principal es que el libro te trata como un estúpido. Hace aclaraciones obvias, mete diálogos que jamás saldrían de la boca de unos adolescentes de 16 años, y su escritura... ¡ay, su escritura! Es extraña, intentando ser poética y cayendo en lo artificial, en lo despreciable. Y esa manía de adjetivar a los protagonistas con dos o tres palabras, como si fueran iconos inmutables, termina por hacerlos insoportables.
Además, con los años, uno va afinando el ojo lector, y me resultó extrañísimo encontrar estructuras verbales o frases típicamente británicas en un intento forzado de sonar a "estadounidense de clase alta cool". Simplemente no parece creíble. La autora, parece, no profundiza en los personajes. Y la protagonista, Cadence, es tan irritante que a uno le da igual lo que le haya pasado. Quizás, y esto es una reflexión dolorosa, la autora era consciente de esta superficialidad y por eso le dedica tanto tiempo a una historia romántica insípida (porque sí, todas las historias de esa época tenían que tener un romance, ¡qué le vamos a hacer!).
En resumen: un libro que se vuelve imposible de leer, un suplicio. La propia escritura te saca de la atmósfera que intenta construir, impidiéndote conectar. Quizás, sí, ya no soy su público meta. Eso pensé durante toda la lectura.
La Serie: El Regreso Triunfal (Y la Lección Aprendida)
Pero ahí es donde la serie me dejó con la boca cerrada. La adaptación de Prime Video toma la misma historia y te atrapa de tal forma que no quieres parar. Capítulo tras capítulo, te absorbe, y sus ocho episodios se sienten incluso cortos. Tengo que admitir que el primer capítulo, con unos efectos visuales de transición que se repiten hasta el hartazgo, me hizo dudar. Temí que toda la serie fuera así. Pero, por fortuna, no fue el caso.
Incluso yo, que ya conocía el plot twist, quería más. La serie logra que te involucres con los personajes, que entiendas sus tormentos, que empatices con sus demonios internos. Y mi felicidad fue absoluta al ver que eliminaron esos adjetivos tan molestos. Si bien la serie también juega con el peso de las etiquetas y las expectativas dentro de estas familias privilegiadas, lo hace de una forma mucho más sutil y efectiva.
Nos regala momentos emotivos, construye personajes más complejos y aborda de manera más delicada (pero contundente) temas como el clasismo, los privilegios y el racismo. Mientras que en el libro parece que te los restriegan en la cara con diálogos forzados, aquí se integran orgánicamente, incluso cuestionando posturas de la protagonista que en el libro se vendían como "deconstruidas" y aquí se muestran con más profundidad.
Un detalle que hay que aplaudir es el cambio en la revelación del accidente. Alteraron algunos elementos para que fuera más "lógico" que, en el libro, donde las decisiones de los personajes te hacían querer gritarles a las páginas. Esta modificación permitió que la situación se sintiera a flor de piel, sin que la incredulidad te sacara de la historia. ¡Gracias, a las personas detrás de la serie!
Y, para terminar, antes de soltar un spoiler sin querer, una gran decisión: a diferencia de otras series que estiran la trama hasta el hartazgo (te estoy viendo, The Last of Us), We Were Liars respetó la naturaleza del libro y se concentró en una única temporada. Una jugada maestra para no perder el interés. Pero, y aquí viene lo brillante, estructuraron el final de una forma inteligentísima para que uno quiera más. Los otros libros de la saga son precuelas, profundizando en las madres de los protagonistas. La serie, al darles más tiempo en pantalla y construir su empatía, siembra pequeñas pistas de lo que podría ser una segunda temporada. Si se da, estaremos listos para rellenar esos huecos; si no, la historia tiene un cierre digno. De hecho, la actuación de las madres y cómo dirigen el desarrollo de la trama son, para ser honesto, de las mejores decisiones y actuaciones de toda la serie.
Así que sí, la serie We Were Liars es una recomendación sin dudar. La van a disfrutar, la van a devorar. La única advertencia, y lo repito sin remordimientos, es: por nada del mundo lean el libro. No gasten un solo minuto en él. Y no esperen una revelación que les cambie la vida al final; la serie tiene un buen ritmo, pero el descubrimiento del accidente podría darles un poco de rabia por la situación misma. Vayan a verla, no lo duden. Y luego nos cuentan si la recomendación fue buena o si terminamos en una "mentira piadosa".